La pátina en una moneda se refiere a una capa delgada y natural de oxidación, suciedad u otros depósitos que se forma en la superficie de una moneda a lo largo del tiempo. Esta capa puede variar en color y tonalidad, y es una parte inherente de la historia y la vida útil de una moneda.
La pátina puede manifestarse en diferentes colores, como tonos marrones, verdes, negros o incluso rojos, dependiendo de los elementos químicos presentes en el entorno en el que la moneda ha estado expuesta. La pátina es especialmente común en monedas antiguas o en monedas de metales como el cobre, el bronce o la plata (por las propiedades químicas en el oro no se forma la pátina).
En numismática, la pátina es considerada como parte del carácter y la autenticidad de una moneda. La pátina puede proporcionar un aspecto atractivo y distintivo a la moneda, resaltando los detalles del diseño y agregando una sensación de antigüedad. En algunos casos, la pátina puede incluso aumentar el valor de una moneda, especialmente si es uniforme, atractiva y bien conservada. Es apreciada por muchos coleccionistas numismáticos y, en general, se recomienda no intentar eliminarla o alterarla, a menos que se cuente con el asesoramiento de expertos en numismática.
Es importante tener en cuenta que no todas las manchas o decoloraciones en una moneda son consideradas pátina. Algunas manchas o corrosiones pueden ser el resultado de daños, limpiezas inapropiadas o contaminación, y pueden tener un impacto negativo en el valor y la autenticidad de la moneda.