El oro se ha utilizado en la fabricación de monedas desde la antigüedad debido a sus propiedades únicas, como su resistencia a la corrosión y su maleabilidad. El oro es un metal noble y no reacciona fácilmente con otros elementos, lo que lo hace muy estable y resistente al desgaste y la oxidación. Además, es fácil de trabajar y moldear, lo que permite la producción de monedas con detalles finos y precisos.
Históricamente, el oro se utilizaba como un medio de intercambio en forma de lingotes o pepitas, pero su uso en la acuñación de monedas comenzó alrededor del siglo VI a.C. en la antigua Grecia.
Hoy en día, aunque las monedas de oro ya no se utilizan comúnmente como medio de intercambio en la mayoría de los países, se siguen acuñando para coleccionistas e inversores. Las monedas de oro son muy valoradas debido a su pureza, rareza y belleza estética, lo que las convierte en una forma popular de inversión y objeto de colección.
En Inglés se le conoce como “gold”.